Anoche tuve el privilegio de asistir al concierto de la irlandesa Dolores O'Riordan. Fue una noche mágica (aunque no podría ser de otra forma teniendo en cuenta la compañía).
Con puntualidad Irlandesa (que si digo "puntualidad inglesa" igual hiero sensibilidades) el concierto comenzó a las 21,30h. clavadas y acabó a las 22,55h. de reloj. Cortito pero intenso.
La compatriota de Puck fue toda una bestia parda en el escenario, los músicos eran de lo bueno lo mejor de lo mejor lo superior y todo sonaba de vicio. Tanto Mónica como yo coincidimos en la única pega que pudimos encontrar: ser tan jodidamente bajitos.